Es un modo de marcaje, en su
cara tienen unas glándulas que segregan feromonas que al frotarlas contra
nosotros o cualquier saliente de los muebles dejan su identificación de manera
que otro gato puede saber que ya hay un gato en ese “territorio”, su sexo, incluso su edad. De la misma manera, en las patas en la zona de las
almohadillas también se segregan feromonas que mediante el rascado aportan la
misma información. Por eso, debemos tener en cuenta que si le compramos un
rascador a nuestro minino y lo ponemos en un lugar recóndito no tendrá ningún interés para él, ya
que la función de marcado debe realizarse en zonas de paso y transitadas. Así que ya sabéis si le comprais un rascador a vuestro gato ponedlo en una zona de paso o
de acceso.
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